Presentación

La visión del siglo XX de los textiles como una forma legítima de hacer arte tiene una deuda grande con el modernismo y su idea de que el arte debe tocar a las personas en su vida cotidiana. La fusión de la estética con lo utilitario está en la base misma de la aceptación de la artesanía como socio indispensable del arte.

Esta opinión, propuesta por el pionero del movimiento Arts and Crafts (Artes y oficios), el inglés William Morris y un gran número de sus seguidores, insistió en que la división "tradicional" entre las bellas artes y las artes aplicadas era insostenible.

En un país como México, el reconocimiento de que se pueden hacer trabajos bordados (casi siempre hechos por mujeres, casi siempre en la intimidad del hogar) como una forma de arte, ha tardado en llegar. Para mucha gente sigue siendo artesanía.

El trabajo, paciente y minucioso, que Patricia Revah ha hecho a lo largo de cuatro décadas a partir de sus primeros textiles, es una buena prueba de que es perfectamente posible hacer arte con el bordado y con textiles de cualquier formato.

La dedicación, la constancia y el tiempo que ha dedicado a su trabajo le fueron dando una variedad de ideas y matices, que lo mismo tienen que ver con los distintos materiales empleados, que con los proyectos específicos para los que ha sido hecho.

La mayoría de estos proyectos son el resultado de una estrecha colaboración que hemos mantenido como pareja, y que ha dado como resultado lo mismo una serie de exitosos libros para niños, que libros objeto, carpetas y obras únicas.

La alegría, la tranquilidad, el gusto y la buena onda que pueden irradiar estas obras es el resultado de la precisión con la que han sido hechas: sin prisas, sin atender los gustos del momento ni las modas artísticas, sin la menor preocupación por el éxito o por el reconocimiento. Si acaso, la elegancia; si acaso la belleza.

Los primeros trabajos de ilustración fueron realizados con la muy tradicional técnica de bordado del “petit point”. Los tapices, de igual manera, utilizan las técnicas tradicionales de alto y bajo lizo y de los telares de madera.

Poco a poco las obras se enriquecieron gracias a la utilización de la ingeniosa técnica huichola que ha convertido a la madera, los hilos, la chaquira y la cera, en todo un universo. En este sentido, muchos de las piezas son una celebración de la maravilla de la tradición de los huicholes y la originalidad de su visión.

Por cierto, la chaquira –cuentas de vidrio– no es un material de origen prehispánico, por más que prácticamente todos los pueblos aborígenes americanos quedaron fascinados desde un principio y de inmediato con estas miniaturas milagrosas. Los europeos las trajeron a América para comerciar con ellas; los indígenas las transformaron en obras de arte.

Tan sólo cabe agregar que, si bien la técnica de los trabajos de Patricia Revah es, en principio, tradicional, la visión que expresan es decididamente de nuestro tiempo. Con paciencia, elegancia y precisión, su labor ha hecho posible acceder al asombro de una obra cuya forma tiene belleza y sentido.

Alberto Blanco